SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA: Gn 3, 9-15.20; Sal 97; Rom 15, 4-9; Lc 1, 26-39
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».
HP-del-8-de-Diciembre-de-2019
En el corazón del Adviento sobresale una criatura por encima
de todas: MARÍA. Ella es, con su «Sí»
incondicional a Dios, la gran protagonista del Misterio de la Encarnación del
Hijo de Dios. Ella es -como nos ha recordado el Papa Francisco- el regalo que Jesús nos ha dado a todos los
hombres desde la cruz: «En la cruz, cuando Cristo sufría en su
carne el dramático encuentro entre el pecado del mundo y la misericordia
divina, pudo ver a sus pies la consoladora presencia de la Madre y del amigo.
En ese crucial instante, antes de dar por consumada la obra que el Padre le
había encargado, Jesús le dijo a María: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego le
dijo al amigo amado: «Ahí tienes a tu madre» (Jn 19,26-27).
Estas palabras de Jesús al borde de la muerte no expresan primeramente una
preocupación piadosa hacia su madre, sino que son más bien una fórmula de
revelación que manifiesta el misterio de una especial misión salvífica. Jesús nos dejaba a su madre como madre
nuestra. Sólo después de hacer esto Jesús pudo sentir que «todo está cumplido» (Jn 19,28). Al pie de la
cruz, en la hora suprema de la nueva creación, Cristo nos lleva a María. Él nos
lleva a ella, porque no quiere que caminemos sin una madre, y el pueblo lee
en esa imagen materna todos los misterios del Evangelio. Al Señor no le agrada que falte a su Iglesia el icono femenino.
Ella, que lo engendró con tanta fe, también acompaña «al resto de sus hijos,
los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús» (Ap 12,17). La íntima conexión entre María, la Iglesia
y cada fiel, en cuanto que, de diversas maneras, engendran a Cristo, ha sido
bellamente expresada por el beato Isaac de Stella: «En
las Escrituras divinamente inspiradas, lo que se entiende en general de la
Iglesia, virgen y madre, se entiende en particular de la Virgen
María […] También se puede decir que
cada alma fiel es esposa del Verbo de Dios, madre de Cristo, hija y hermana,
virgen y madre fecunda […] Cristo permaneció nueve meses en el seno de
María; permanecerá en el tabernáculo de la fe de la Iglesia hasta la
consumación de los siglos; y en el conocimiento y en el amor del alma fiel por
los siglos de los siglos».
María es la que sabe transformar una cueva de animales en la
casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura. Ella es la esclavita del Padre que se estremece en la
alabanza. Ella es la amiga siempre atenta para que no falte el vino en nuestras
vidas. Ella es la del corazón abierto por la espada, que comprende todas las
penas, Madre de
todos, es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto hasta
que brote la justicia. Ella es la
misionera que se acerca a nosotros para acompañarnos por la vida, abriendo los
corazones a la fe con su cariño materno. Como una verdadera madre, ella camina
con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor
de Dios. A través de las distintas advocaciones marianas, ligadas
generalmente a los santuarios, comparte las historias de cada pueblo que ha
recibido el Evangelio, y entra a formar parte de su identidad histórica»
(Cf. Evangelli gaudium, nn. 285-286).
MARÍA, es… ¡LA CAUSA DE NUESTA ALEGRÍA! Ella, nos hace vivir alegres.
EL CAMPANARIO
Admirabile signum: 10 datos de la carta
del Papa sobre el valor del pesebre
en Navidad
El Domingo día 1 de
diciembre el Papa Francisco firmó durante su visita a Greccio (Italia) la carta
apostólica Admirabile signum sobre el significado y el valor
del belén en Navidad, una tradición con cerca de ocho siglos de antigüedad
que ayuda, de una manera “dulce y exigente”, a transmitir la fe de padres a
hijos.
La carta ha sido firmada el
día en que comienza el tiempo de Adviento como una invitación del Santo Padre a
alentar esta hermosa tradición iniciada por San Francisco de Asís en la Navidad
de 1223 en Greccio: “Es realmente un ejercicio
de fantasía creativa, que utiliza los materiales más dispares para crear
pequeñas obras maestras llenas de belleza. Se aprende desde niños: cuando papá
y mamá, junto a los abuelos, transmiten esta alegre tradición, que contiene en
sí una rica espiritualidad popular. Espero que esta práctica nunca se debilite;
es más, confío en que, allí donde hubiera caído en desuso, sea descubierta de
nuevo y revitalizada”, alentó el Papa. En ese sentido, para acoger la
invitación del Papa Francisco a apreciar el valor del pesebre, te presentamos 10 puntos para comprender la
carta apostólica Admirabile signum:
- El pesebre es como un
Evangelio vivo: El Papa Francisco
recuerda que la escenificación del nacimiento de Jesús “surge de las páginas de
la Sagrada Escritura” para invitar a los hombres a ponerse en camino atraídos
por Cristo, que se “ha hecho hombre para encontrar a cada hombre”. El evangelista
Lucas narra que María “dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales
y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada”.
- San Francisco quería
“contemplar” la fragilidad del Niño Jesús: Quince
días antes de la Navidad de 1223, el santo le expresó a un hombre de nombre
Juan que deseaba “celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y quiero
contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño,
cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y
el asno”. El hombre cumplió con el deseo del santo y el 25 de diciembre, junto
a frailes y personas de distintos lugares, San Francisco encontró el pesebre
con el heno, el buey y el asno. Las personas “mostraron frente a la escena de
la Navidad una alegría indescriptible, como nunca antes habían experimentado”.
“Después el sacerdote, ante el Nacimiento, celebró solemnemente la Eucaristía,
mostrando el vínculo entre la encarnación del Hijo de Dios y la Eucaristía. En
aquella ocasión, en Greccio, no había figuras: el belén fue realizado y vivido
por todos los presentes”.
- En 1223 uno de los
presentes “vio” a Jesús en el pesebre: El
Papa recuerda en su carta que “el primer biógrafo de San Francisco, Tomás de
Celano, recuerda que esa noche, se añadió a la escena simple y conmovedora el
don de una visión maravillosa: uno de
los presentes vio acostado en el pesebre al mismo Niño Jesús. De aquel
belén de la Navidad de 1223, ‘todos regresaron a sus casas colmados de
alegría’”.
- El pesebre manifiesta la
ternura de Dios: “¿Por qué el belén
suscita tanto asombro y nos conmueve?”, pregunta el Papa en su carta. Y señala
que es porque “manifiesta la ternura de Dios”, que siendo Creador del universo,
“se abaja a nuestra pequeñez”. Además, el belén “es desde su origen franciscano
una invitación a ‘sentir’, a ‘tocar’ la pobreza que el Hijo de Dios eligió para
sí mismo en su encarnación” y “una llamada a encontrarlo y servirlo con
misericordia en los hermanos y hermanas más necesitados” (Continuará en la próxima HOJA PARROQUIAL).
NOTICIAS DE NUESTRA PARROQUIA
+ LAUDES EN ADVIENTO: El Lunes día 9 celebraremos las Laudes
a las 9h de la mañana en el Catecumenium.
+ TALLER DE MAYORES: El Martes día 10, de 17h a 19h, tendremos Manualidades de Navidad con Noemí.
+ PRIMER ESCRUTINIO DE LA QUINTA COMUNIDAD NEOCATECUMENAL: Desde el Jueves 12 por la noche hasta el Domingo 15 por la tarde, los hermanos de la 5ª Comunidad Neocatecumenal vivirán intensamente la Convivencia del Primer Escrutiniodentro el itinerario neocatecumenal que están recorriendo. ¡Oremos por ellos!