Es una talla esculpida en piedra de Villamayor que al contemplarla parece estar saliendo, o, mejor dicho, entrando en la Asamblea con los atributos de la pasión: las llagas gloriosas en su cuerpo y la corona de Rey en su mano izquierda. Atrás, queda el monte gólgota, donde ha sido reconocido, proféticamente, como Rey, pero lo es porque ha vencido la muerte. Debajo de su mano derecha encontramos los dones de la Eucaristía: una espiga y una cuba de vino.