Iconografía

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Fuente: http://www.camino-neocatecumenal.org/iconografia.html

El Concilio propone un refuerzo del papel de las figuras simbólicamente sacramentales en la liturgia. «Las sagradas imágenes presentes en nuestras iglesias y en nuestras casas, tienen la función de revelar y de nutrir nuestra fe en el Misterio de Cristo. A través de la imagen de Cristo y de sus obras de salvación es Él a quien adoramos …» (Catecismo de la iglesia católica 1192).

El pintor de iconos (imágenes sagradas) no imita, no representa, sino que esencialmente corre el velo, derriba el muro de separación, hace comunicar «éste y el otro mundo». La imagen entiende la Presencia de Dios. Es, puede decirse, teología visible, ayuda a la oración y a la contemplación.

La iconografía nace con Cristo, imagen del Padre invisible, y se centra en la Encarnación de Cristo. Cristo restablece en el hombre la imagen de Dios que el pecado había ofuscado, de manera que el hombre trasformado a Su imagen se convierte en la más conmovedora imagen de Dios.

El arte sacro de los iconos no ha sido inventado por los artistas, es una institución que viene de los Santos Padres y de la tradición de la Iglesia ( El Concilio de Nicea). Expresa la visión de la Iglesia, cómo la Iglesia contempla el misterio de Dios y Su Encarnación.

Las figuras tienen una aparente rigidez pero que subraya la potencia interior, la perspectiva es la contraria, es la imagen que nos cuida. En los iconos no hay nunca una fuente de luz porque la luz, Dios, es su sujeto. «Los iconos describen el desconcertante amor recíproco, el amor con locura de Dios por el hombre y en respuesta la pasión del hombre por su Dios (Tú a quien ama mi alma). Es el deseo pre-eterno de Dios de hacerse hombre para que el hombre se haga Dios. Los iconos nos regalan así la contemplación del misterio de Dios».

(P. Evdokimov).