La catequesis parroquial: la corresponsabilidad en la transmisión de la fe

“Recibid la luz de Cristo. A vosotros, padres y padrinos, se os confía acrecentar esa luz. Que vuestro hijo, iluminado por Cristo, camine siempre como hijo de la luz y perseverando en la fe, pueda salir con todos los Santos al encuentro del Señor”

(cf. Ritual del Bautismo, nº 156)

La importancia de la catequesis en la vida del niño/a

El niño/a tiene tres “ambientes” en los que crece y madura como persona (la familia, la escuela y la calle) y dos en los que crece y madura como creyente (la familia, cuando esta es cristiana y la parroquia).

“Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivió sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas estas cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” (Lc 2,51-52).

La FAMILIA es la primera “iglesia doméstica” = los padres son los primeros catequistas de sus hijos. Habéis recibido un “mandato de Dios” (Dt 6,4-9). El padre hebreo tenía tres funciones básicas respecto a sus hijos: poner el nombre, enseñarle un oficio y transmitirle la fe. LA FE SE TRANSMITE COMO LA GRIPE por “CONTAGIO”. Vuestros hijos/as os miran aprenden de vuestros comportamientos y actitudes existenciales.

ALGUNOS COMPORTAMIENTOS CRISTIANOS DE “ANDAR POR CASA”

  • Rezar con los niños antes de acostarse
  • Bendecir la mesa antes de comer (el Pan de la Palabra; el Evangelio de cada día)
  • Partir el pan y dárselo a los hijos
  • Preguntarles e interesarse por la catequesis
  • Asistir con ellos a la celebración de la Eucaristía los domingos
  • Ayunar en momentos puntuales (día del ayuno voluntario; Cuaresma) y entregar ese dinero a alguna institución caritativo-social (Cáritas, Manos Unidas…)

Y, ¿qué hacemos cuando los mismos padres y madres tenemos “lagunas de fe” y no somos “fieles” a nuestra vocación de bautizados?. En este caso, lo mejor es reconocerlo y si estáis decididos, iniciar también vosotros un proceso de maduración en la fe para adultos. NO NACEMOS CRISTIANOS, SE LLEGA A SER CRISTIANO A TRAVÉS DE UN PROCESO VIVIDO EN LIBERTAD Y FIDELIDAD. Nuestra Parroquia ofrece una respuesta con el NEOCATECUMENADO.

La ESCUELA es una institución básica y fundamental en la vida del niño/a: es el primer ambiente de socialización integral del niño/a. Su misión es la equipar a vuestros hijos de los conocimientos esenciales para crecer como persona y madurar como ciudadano. Hasta hace pocos años, la Escuela ha ejercido también una influencia decisiva en la formación integral del niño/a (sobre todo con el referente moral que los maestros y profesores representaban para los niños/as). La opción a elegir una formación integral para vuestros hijos donde la asignatura de RELIGIÓN sea importante, es un derecho constitucional que tenéis los padres y no podéis callar para que sea el Estado quien “conforme las conciencias de nuestros niños y jóvenes”.

La CATEQUESIS PARROQUIAL tiene la misión de prolongar la “catequesis familiar” no de sustituirla, aunque muchas veces, es la única que reciben los niños/as. La catequesis ha de ser comprendida como un PROCESO (exactamente igual que el tiempo escolar). Esto quiere decir que no preparamos para los sacramentos, sino que los niños/as son iniciados a la VIDA CRISTIANA y esto supone una forma de pensar, un credo que confesar, un modo de relacionarnos con Dios a través de la oración, un estilo de vida diferente. Los sacramentos de la INICIACIÓN CRISTIANA son tres: BAUTISMO-EUCARISTÍA-CONFIRMACIÓN, aunque en el proceso continuo de catequesis que reciben vuestros hijos/as el orden es distinto: BAUTISMO-PENITENCIA-EUCARISTÍA.

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