Tuve hambre, y no me disteis de comer [Hoja parroquial del 29 de septiembre]

DOMINGO XXVIº TIEMPO ORDINARIO: Am 6, 4-7;  Sal 145; 1ª Tim 6, 11-16; Lc 16, 19-31

«Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía  de la mesa del rico…».

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Es injusta toda riqueza o mal adquirida o de la que se hace un uso injusto, veíamos el domingo pasado. ¿Cuándo es injusto su uso? Aquí se nos responde con la parábola del pobre Lázaro y el rico Epulón. Un cuadro trágico e iluminador.

            El profeta Amós nos envía un mensaje fuerte y actual: ¡Ay, de aquellos que banquetean y se llevan la gran vida con desprecio y olvido del desheredado! Porque esa vida de fasto y derroche siempre es a costa del pobre y del débil. La orgía desenfrenada de la vida tiene un límite en las necesidades de los otros y un juicio severo en la Palabra de Dios. Y tanto más severo cuanto mayor ha sido el desprecio por los demás. Los pobres juzgarán al mundo. La parábola de Lázaro y Epulón pone acentos de profunda verdad y humanidad para que no nos llamemos a engaño y nos convirtamos en víctimas de nuestro propio egoísmo y vanidad. Hay un contraste hiriente y vital entre el hombre abandonado a su miseria, hambre, enfermedad y soledad en presencia del rico que banquetea, goza y derrocha con sus contertulios. Dios ha de tomar parte y toma parte por Lázaro, el desheredado, el abandonado, el enfermo, el débil; Dios lo acoge en sus brazos y lo sacia con el regalo de una imperturbable felicidad. El destino final del rico desaprensivo se nos presenta como algo lamentable, terrible y definitivamente angustiosos. Quien no ha sabido amar al hermano que tiene delante de sus ojos, que contempla impasible su hambre y miseria, no puede aspirar a gozar el amor de Dios, se ha cerrado a la misericordia salvadora con un corazón endurecido. El que no ha guardado el mandamiento del amor la prójimo se ha incapacitado para entrar en la felicidad del Reino.

            Sumergidos en la sociedad de consumo donde unos banquetean y otros pasan necesidad, constantemente se está repitiendo esta parábola. Pero tú, hermano, antes de asistir a tus orgías, banquetes, francachelas o banalidades suntuarias mira cuántos pasan por tu puerta o viven en tu ciudad o están esparcidos por el mundo, arrastrando la miseria del pobre Lázaro. Miseria que tú estás obligado a remediar y no puedes pasar de largo o cerrar el corazón. Escucha a San Basilio: «Si llamamos ladrón al que despoja de su ropa al hombre, ¿merece otro calificativo el que, pudiendo, no viste al desnudo? Es del pobre el  pan que tú almacenas; es del andrajoso el vestido que tú guardas en el arca; es del descalzo el calzado que tú dejas pudrirse; es del necesitado el dinero que tú tienes enterrado. Cometes, pues, tantas injusticias como personas hay a quienes podrías socorrer«.

            Ya sé que este es un lenguaje que no gusta escuchar; más nadie piense que se lo vamos a quitar por la violencia. Pero sí recordamos que hemos de pensar en el juicio de Dios al rico Epulón. Cuando el banquete de los disolutos y satisfechos termine, viene el juicio de Dio que aborrece eternamente a los que con sus actitudes aborrecieron al hermano como el Epulón aborreció a Lázaro. Hoy las cosas aún tienen remedio, entonces ya no lo tendrán. No podemos dejar que el corazón se anquilose y endurezca hasta tales extremos. Un corazón así está al límite de la más abyecta deshumanización. No es hombre. Recuerda: Tuve hambre, y NO me disteis…

EL CAMPANARIO

PAPA FRANCISCO: ¡NO A UNA ECONOMÍA DE LA EXCLUSIÓN!

Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve. Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes».           

Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe. La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera» (Cf. Evangelii gaudium, 53).

Octubre: mes misionero

CATEQUESIS PARA ADULTOS Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo

Queridos feligreses, animados por la iniciativa del Papa Francisco, quiero invitaros, con sus mismas palabras a que todos nos sintamos invitados a vivir un tiempo intenso de misión y evangelización dentro de la Parroquia a través de las CATEQUESIS PARA ADULTOS que se van a impartir en el CATECUMENIUM a partir del Lunes 7 de Octubre de 20,30 a 21,30 de la noche. En efecto, el Papa Francisco en el comienzo de su Mensaje con motivo de las Misiones para este año 2019 nos dice: “He pedido a toda la Iglesia que durante el mes de octubre de 2019 se viva un tiempo misionero extraordinario, para conmemorar el centenario de la promulgación de la Carta apostólica Maximum illud del Papa Benedicto XV (30 noviembre 1919). La visión profética de su propuesta apostólica me ha confirmado que hoy sigue siendo importante renovar el compromiso misionero de la Iglesia, impulsar evangélicamente su misión de anunciar y llevar al mundo la salvación de Jesucristo, muerto y resucitado”.

Más adelante, nos explica significado del Lema escogido: “El título del presente mensaje es igual al tema del Octubre misionero: Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo. La celebración de este mes nos ayudará en primer lugar a volver a encontrar el sentido misionero de nuestra adhesión de fe a Jesucristo, fe que hemos recibido gratuitamente como un don en el bautismo. Nuestra pertenencia filial a Dios no es un acto individual sino eclesial: la comunión con Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es fuente de una vida nueva junto a tantos otros hermanos y hermanas. Y esta vida divina no es un producto para vender —nosotros no hacemos proselitismo— sino una riqueza para dar, para comunicar, para anunciar; este es el sentido de la misión. Gratuitamente hemos recibido este don y gratuitamente lo compartimos (cf. Mt 10,8), sin excluir a nadie. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, y a la experiencia de su misericordia, por medio de la Iglesia, sacramento universal de salvación”. Estas CATEQUESIS PARA ADULTOS tienen como finalidad hacer resonar en todos la fe, ¡tantas veces adormecida!, de invitarnos a acoger el Evangelio de Jesús para que como nos recordó el Papa en Evangelii Gaudium podamos experimentar que cuando nos encontramos con Jesús y “nos dejamos salvar por Él, somos liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (n. 1).

NOTICIAS DE NUESTRA PARROQUIA

            + TALLER DE MAYORES: El Martes día 1 de Octubre: Fotomemoria de 17h a 19h.

            + POSTCONFIRMACIÓN: El Viernes día 4 de Octubre se reúnen los 6 GRUPOS de Padrinos a las 20, 30h en la puerta de la Iglesia.

            + ANUNCIO DE LAS CATEQUESIS PARA ADULTOS: En las Eucaristías del Sábado día 5 y Domingo día 6 se harán los ANUNCIOS para invitar a las Catequesis de Adultos que comenzarán el Lunes día 7.

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