Sin Eucaristía no podemos vivir | Hoja parroquial del 14 de junio

SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI: Dt 8,2-3.14-16;  Sal 147; 1ª Cor 10, 16-17; Jn 6, 51-58

«Jesús dijo a judíos: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre (…). En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida”

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Hoy, celebramos lo que somos: el Cuerpo visible de Jesucristo resucitado en medio de la historia, de nuestra ciudad de Salamanca, la presencia visible, encarnada de Jesús en medio del Barrio Vidal. Sí, los cristianos somos el CUERPO DE CRISTO porque Jesús lo ha querido así al instituir la Eucaristía, como memorial de su Pascua, es decir de la entrega de su Cuerpo y de su Sangre para el perdón de los pecados y la salvación de todos los hombres. Cada vez que nos reunimos, sus discípulos, en torno al banquete eucarístico para comulgar, comer su Cuerpo y beber su Sangre, anunciamos su muerte y  proclamamos su Resurrección. Más aún, como afirma San Agustín, al comer su Cuerpo, nos transformamos en Él en miembros de su Cuerpo, pasamos a ser Cuerpo de Cristo.

Así  como Jesús nos ha entregado su Cuerpo, como expresión de la voluntad de Dios su Padre, para que los hombres tuviéramos vida eterna, así, también,  Él quiere, que sus discípulos entreguemos nuestra vida, nuestra sangre en favor de todos los hombres. El culto que Jesús espera de los cristianos, debe ser un culto como el suyo, espiritual y existencial. Así exhortaba san Pablo a los cristianos de la comunidad de Roma: «Ofreced vuestros cuerpos, como una víctima, santa, agradable a Dios: tal es vuestro culto espiritual» (12,1), y a  los cristianos de Corinto les recuerda que son el Cuerpo de Cristo y por ello, están llamados a glorificar a Dios con sus cuerpos, con sus vidas.

Qué significa glorificar a Dios con nuestro cuerpo? Significa que Dios no quiere de nosotros sacrificios ni ofrendas, sino que lo que nos pide es la vida. A la luz de la entrega, realizada de una vez y para siempre,  por Jesús, ofreciéndose Él mismo, con su sacrificio existencial, ha superado, ya, los sacrificios rituales, externos, donde lo que se ofrecía era una víctima; ahora, a la luz del Misterio Pascual, Jesucristo, es a la vez, sacerdote, víctima y altar, Él es, nuestra Pascua inmolada, y ha inaugurado un culto nuevo, en espíritu y en verdad, donde lo que se ofrece es la propia existencia. La vida de todo bautizado está llamada a ser una liturgia de santidad. Todo cristiano, por su inserción en el Misterio Pascual celebrado en la Eucaristía dominical, se transforma en un pan para ser partido y compartido como el mismo pan-cuerpo de Jesús que se parte y se comparte para que todo el que coma de él, tenga vida eterna. Él, es el pan vivo bajado del cielo, que se ha hecho carne, que nos ha dado en comida para saciar la sed y el hambre de Dios que todo hombre anhela en su corazón. Sólo Él es el alimento que sacia, sólo Él es el alimento que da vida. Pues bien, Jesús nos pide a sus discípulos que paliemos el hambre de las multitudes, que les demos nosotros de comer. La Iglesia está llamada a servir, a plantar en medio de la historia, el banquete que sacia el corazón del hombre: la Eucaristía que nos da a gustar el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

 EL CAMPANARIO

Día de la Caridad 2020: “Sentado a la mesa con ellos”

 (Lc 24, 18)

Este domingo 14 de junio junto con la solemnidad del Corpus Christi, celebramos el “Día de la Caridad”. Con este motivo, los obispos de la Subcomisión Episcopal de Acción Caritativa y Social han hecho público un mensaje para esta jornada, bajo el lema: “Sentado a la mesa con ellos”, referida al relato de la cena de Emaús del evangelio de San Lucas.

“SENTADO A LA MESA CON ELLOS” (Lc 24, 18)

En la solemnidad del Corpus Christi, el Señor, compadecido de nuestra enfermedad pandémica, de nuestra desesperanza y soledad, nos invita a encontrarnos con Él en el camino y a sentarnos a comer a su mesa. Espera así que, unidos a Él, nos convirtamos en testigos de la fe, forjadores de esperanza, promotores de fraternidad y constructores de solidaridad en medio de esta situación tan dolorosa que estamos atravesando.

1. En un singular ayuno eucarístico

Hemos vivido semanas sin poder participar física y plenamente de la Eucaristía. Poco a poco vamos volviendo a una cierta normalidad al poder recuperar la participación del Pueblo de Dios en la mesa del Señor. Esta participación será progresiva y estará condicionada por el cumplimiento de las condiciones de aforo y de las normas. Muchos niños no han podido celebrar aún la Primera Comunión y no podrán acompañar a Jesús sacramentado por las calles de nuestros pueblos y ciudades el día del Corpus Christi. Quiera el Señor que esta situación de ayuno eucarístico haya acrecentado en nosotros el deseo de la Eucaristía y la necesidad de profundizar en su ser y significado.

2. Eucaristía: fuente del amor, de la comunión y del servicio

En cada Eucaristía, actualizamos sacramentalmente este misterio de amor, pero un día al año, el día del Corpus Christi, lo hacemos con una especial solemnidad. Por eso, en esta jornada, la Iglesia celebra también el día de la Caridad, puesto que anunciamos y celebramos con profunda fe que de la Eucaristía mana la fuente de todo amor y santidad. Al recibir al Señor, recibimos el don de la comunión para vencer el virus de la división y el don del amor para hacer frente a la pandemia de la indiferencia.

Además de alabar y dar gracias a Dios por haberse quedado con nosotros hasta el fin de los tiempos, hemos de acoger con gozo su invitación a colaborar con Él en el anuncio del Reino, en la atención a los hermanos y en la transformación del mundo. En la Eucaristía experimentamos la alegría de vivir y recibimos el alimento necesario para reparar nuestras fuerzas desgastadas en el servicio a los hermanos.

Cáritas diocesana duplica la atención a las familias desde el inicio de la crisis sanitaria

Actualidad DiocesanaCon motivo de la celebración del Día de la Caridad, la organización presenta su memoria de actividad de 2019 y hace balance de su labor desde el inicio de la pandemia de la covid-19.

El secretario general de Cáritas de Salamanca agradece la respuesta de la sociedad salmantina en estas últimas semanas, “que están respondiendo muy bien”, aunque subraya que necesitan más ayuda. “Desde el 14 de marzo y hasta el 31 de mayo hemos invertido 392.165 euros en atención y ayudas de primera necesidad, mientras que en ese mismo periodo de 2019, fueron 196.335 euros.

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