Las residencias de ancianos… ¡En el punto de mira!

El escándalo mediático que ha provocado el programa televisivo emitido por LaSexta en relación con la alimentación en algunas residencias de España y, más en concreto con la residencia de Babilafuente, ha puesto sobre el tapete de la información pública uno de los temas más preocupantes que afecta a nuestros mayores que viven en residencias geriátriacas.

Cuando los poderes públicos, políticos e institucionales miran para otro lado ante las evidentes anomalías, irregularidades, ¡cuando no vulneración! de derechos de personas dependientes e indefensas como son los ancianos, que afectan a nuestros mayores, no está de mal que el punto de mira lo pongamos en aquellos espacios pensados y diseñados para hacer la vida de nuestros ancianos más llevadera y feliz que llamamos residencias, pero que en no pocas ocasiones se han convertido en «una fábrica de ganar dinero», como me decía uno de los ancianos que visitábamos hace un par de semanas.

Sí, digámoslo con toda claridad: las residencias bajo pretexto de ofrecer a nuestros ancianos una mejor calidad de vida se han convertido, en no pocos casos, en verdaderos negocios para esquilmar los pocos ahorros de nuestros mayores y de sus hijos que han optado por pagar a este tipo de instituciones en vez de cuidarlos y atenderlos ellos en sus casas.

Es cierto que la floración de residencias en las últimas décadas obedece a una demanda social: el envejecimiento progresivo de la población, el mayor promedio de vida con la consiguiente aparición de enfermedades nuevas (demencias, alzheimer, invalideces crónicas, etc.).  A ello se suma la dificultad de no pocas familias por los ritmos laborales y los espacios habitacionales para acoger y atender con dignidad a sus mayores, etc.,. Pero todas las justificaciones para fundamentar la necesidad de estos espacios geriátricos no nos exime de dejar defender, cuidar y custodiar la salud y el cuidado integral de nuestros ancianos (humano, psicológico, médico, espiritual). ¡No sólo de las personas mayores, también de los que los cuidan (médicos, enfermeras, cocineros/as personal laboral, voluntarios, etc.)! ¡Deben estar bien pagados y contar con el suficiente personal para el cuidado de nuestros mayores!

¡Bienvenida sea toda información que redunde en el bien y en el cuidado de nuestros ancianos! ¡Bienvenidos sean todos los controles que la inspección sanitaria y pública realice a todas las residencias de nuestra provincia! ¡Bienvenidas sean las denuncias justas que se hagan a aquellos responsables que con ánimo de lucro están sometiendo a los ancianos a su cargo -en sus residencias- a la desnutrición, el abandono y la falta de una atención digna y humanamente responsable.

Juanjo Calles Garzón

Párroco de Cristo Rey

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