Siguiendo el consejo de Jesús a sus discípulos: “Escrutad las Escrituras, ellas hablan de mí” (Jn 5,39), un nutrido grupo de jóvenes de las Comunidades Neocatecumenales se reúnen el último domingo de cada mes (de 17, 30h a 20, 30h) en el Catecumenium de la Parroquia de San Juan Bautista para tener un encuentro con Jesús a través de la Escritura y de la Adoración del Santísimo Sacramento de la Eucaristía en el marco de una celebración de la Liturgia de Vísperas, terminando con un ágape fraternal. El encuentro está abierto a todos los que jóvenes que quieran participar en él, sólo se necesita llevar una Biblia y un cuaderno).
En dicho encuentro, los jóvenes, escrutando un versículo del Evangelio que corresponde a ese Domingo, son iniciados a la práctica asidua de la “Lectio divina” o “scrutatio scripturae” (Jn 5, 39) en la que Palabra de Dios es leída y meditada para transformarse en oración y adoración. Tras una breve monición del Equipo Responsable, es entronizada la Palabra de Dios en el Ambón donde se canta el Evangelio y se indica el versículo que va a ser escrutado por los jóvenes durante una hora en un ambiente de oración y amistad con Jesús que como ha recordado el Papa Francisco, dirigiéndose a los jóvenes, es “con el amigo con el que hablamos y compartimos las cosas más secretas. Con Jesús también conversamos. La oración es un desafío y una aventura. ¡Y qué aventura! Permite que lo conozcamos cada vez mejor, entremos en su espesura y crezcamos en una unión siempre más fuerte. La oración nos permite contarle lo que nos pasas y quedarnos confiados en sus brazos, y al mismo tiempo nos regala instantes de preciosa intimidad y afecto, donde Jesús derrama en nosotros su propia vida. Rezando le abrimos la jugada a Él, le damos lugar para que Él pueda actuar y pueda entrar y pueda vencer” (cf. Exhortación Apostólica Postsinodal, Christus vivit, n. 155). Estas palabras de Francisco resumen muy bien lo que estamos viviendo y experimentado.
La experiencia de estos encuentros de scrutatio scripturae está permitiendo a los jóvenes constatar, también, aquella bellísima afirmación del Concilio Vaticano II cuando afirma que “la Iglesia ha venerado siempre las Sagradas Escrituras al igual que el mismo Cuerpo del Señor, no dejando de tomar de la mesa y de distribuir a los fieles el pan de vida, tanto de la palabra de Dios como del Cuerpo de Cristo, sobre todo en la Sagrada Liturgia (…). Porque en los sagrados libros el Padre que está en los cielos se dirige con amor a sus hijos y habla con ellos; y es tanta la eficacia que radica en la palabra de Dios, que es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia, y fortaleza de la fe para sus hijos, alimento del alma, fuente pura y perenne de la vida espiritual. Muy a propósito se aplican a la Sagrada Escritura estas palabras: Pues la palabra de Dios es viva y eficaz, que puede edificar y dar la herencia a todos los que han sido santificados” (cf. Dei Verbum, n. 21). En efecto, en diálogo con la Palabra de Dios, los jóvenes experimentan como Dios sale a su encuentro en la Persona de su Hijo, ¡que es su Palabra! y toca sus corazones para transformar sus vidas llenándolas de fe, de alegría, de paz y de esperanza. Es cierta la afirmación de San Jerónimo que recoge la misma Constitución Dei Verbum: “la ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo” (n. 25).
Después de una hora de oración, en diálogo con Jesús a través de la Palabra de Dios que Él mismo nos ayuda a interpretar, como hiciera también con los discípulos de Emaús ¡un domingo por la tarde! (Lc 24, 27), tras compartir lo que Él nos ha dicho a cada uno con el resto de los jóvenes, el corazón está preparado para “descalzarse” y adentrarnos en adoración ante la presencia real de Jesús en su Cuerpo Eucarístico que está ante nuestros ojos. Este segundo tiempo del domingo está dedicado a la oración litúrgica (salmodiamos los Salmos de la Liturgia de las Vísperas del día) y la adoración eucarística para pedir como nos ha recordado el Papa Francisco que Jesús “nos abra el corazón frío y sacuda nuestra vida tibia y superficial. Puestos ante Él con el corazón abierto, dejando que Él nos contemple. ¡Qué dulce es estar frente a un crucifijo, o de rodillas delante del Santísimo, y simplemente ser ante sus ojos! ¡Cuánto bien nos hace dejar que Él vuelva a tocar nuestra existencia y nos lance a comunicar su vida nueva! Entonces, lo que ocurre es que, en definitiva, lo que hemos visto y oído es lo que anunciamos (1Jn 1,3). La mejor motivación para dedicarse a comunicar el Evangelio es contemplarlo con amor… Urge recobrar un espíritu contemplativo» (cf. Evangelii gaudium, n. 264). Es un momento para ponernos ante sus Ojos y dejar que Él nos mire, nos hable, nos toque y nos deje el corazón encendido en mil ansias de amor (San Juan de la Cruz). Solo así es posible, como nos recuerda el Papa Francisco, “llegar a experimentar una unidad constante con Él, que supera todo lo que podamos vivir con otras personas: Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí (Gál 2, 20). No prives a tu juventud de esta amistad. Podrás sentirlo a tu lado no sólo cuando ores. Reconocerás que camina contigo en todo momento. Intenta descubrirlo y vivirás la bella experiencia de saberte siempre acompañado” (cf. Christus vivit, n. 156).
En efecto, después de estar dos horas en intimidad “tratando de amistad, con quien sabemos nos ama” (Santa Teresa, 1M V 8,5), resulta siempre sorprendente escuchar a los jóvenes y constatar la claridad con la que Jesús habla a sus corazones y cómo a la luz de la Palabra de Dios se iluminan los itinerarios existenciales por el que están transitando sus vidas. Y, al mismo tiempo, es prometedor y alentador contemplar a los jóvenes en actitud orante ante el Amigo que los llama, en esta hora y en este tiempo, a ser sus discípulos misioneros: “Lo que quiere Jesús de cada joven es ante todo su amistad. Ese es el discernimiento fundamental” (cf. Christus vivit, n. 250).
Joven que estás leyendo la comunicación de esta sencilla experiencia: ¿Quieres participar en ella? Si estás interesado y te gustaría vivir la experiencia de un domingo de scrutatio scripturae apunta en tu agenda el día del próximo encuentro que será el Domingo 24 de Noviembre a las 17, 30h en el Catecumenium de la Parroquia de San Juan Bautista [c/ Sorias, n. 18], también puedes llamar a este número de teléfono móvil 639821331 y comunicar que vas a asistir. ¡No te arrepentirás! ¡Jesús te espera!