La redención de los hombres le ha costado a Dios la vida de su Hijo: “Tanto amó Dios al mundo
que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3, 16). El Padre ha ratificado la Nueva Alianza con la sangre de su Hijo que ha sido “derramada por muchos para el perdón de los pecados” (Mt 26, 28).
HP 2018-06-03