Caminad, discernid, velad | Hoja parroquial del 1 de diciembre

DOMINGO 1º DE ADVIENTO: Is 2, 1-5; Rom 13, 11-14; Mt 24, 37-44

«Lo que pasó en tiempos de Noé, pasará cuando venga el Hijo del hombre (…). Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa».

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Caminad: Iniciamos el nuevo Año Litúrgico con el Tiempo del Adviento de la mano del Evangelio de San Mateo (Ciclo «A») con esta invitación: Ven, caminemos a la luz del Señor. Sí, el Adviento es un tiempo breve e intenso en el que la Liturgia nos invita a ponernos en camino para prepararnos a recibir al Señor que «viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la espera dichosa de su reino» (Prefacio III de Adviento). Este tiempo subraya de un modo muy vivo lo que es la existencia cristiana… ¡una espera para una partida! Sí, estamos aquí -todos- de «paso», somos peregrinos hacia la meta de la morada eterna en el Cielo; vivimos en una permanente espera de Aquel que vino, que viene y que vendrá como nos recuerda el Prefacio I de Adviento: «Quien al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación; para que cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar». En efecto, en este tiempo, «el mismo Señor nos concede prepararnos con alegría al misterio de su nacimiento, para encontrarnos así, cuando llegue, velando en oración y cantando su alabanza» (Cf. Prefacio II de Adviento).

Discernid: Estamos en el año 2013 después del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Los cristianos no podemos vivir el tiempo de nuestra existencia terrena sin sentido. El Apóstol Pablo nos invita a tomar nuestra vida en serio y en peso: «Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de espabilarse, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz». Es toda una invitación a vivir seriamente este tiempo de Adviento. ¿Cuáles son las actividades de las tinieblas? Todas aquellas que nacen como fruto de nuestros pecados: el vivir para nosotros mismos, el pensar solo en acumular dinero, pasarlo bien y no preocuparme por los demás. San Pablo nos señala algunas otras: «Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujurias ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias«. El Adviento es un tiempo de conversión y para la conversión.

Velad:  Es la actitud propia del Adviento. Velar que propiamente significa abstenerse del sueño, es la actitud que Jesús recomienda a los que esperamos su venida. La vigilancia en estado de alerta, supone una esperanza firme y exige una presencia de espíritu sin decaimiento, que recibe el nombre de sobriedad. Las actitudes específicas del Adviento son la vigilancia, esperanza, perseverancia, ascetismo, alegría, constancia…

EL CAMPANARIO

 <<SENTIDO DEL ADVIENTO>>

El Adviento es fundamentalmente el tiempo de la venida del Señor. Eso significa la palabra latina “adventus”: venida, advenimiento. Una palabra que se aplicaba especialmente a la llegada de algún personaje importante, y que ahora nosotros dedicamos al Señor Jesús, el único Salvador del mundo, ayer, hoy y siempre; principio y fin de la historia.

El Papa emérito Benedicto XVI explica muy bien el sentido cristiano y la exigencia espiritual de la palabra “adventus” al decirnos: “la palabra latina «adventus» se refiere a la venida de Cristo y pone en primer plano el movimiento de Dios hacia la humanidad, al que cada uno está llamado a responder con la apertura, la espera, la búsqueda y la adhesión. Y al igual que Dios es soberanamente libre al revelarse y entregarse, porque sólo lo mueve el amor, también la persona humana es libre al dar su asentimiento, aunque tenga la obligación de darlo: Dios espera una respuesta de amor. Durante estos días la liturgia nos presenta como modelo perfecto de esa respuesta a la Virgen María, a quien el próximo 8 de diciembre contemplaremos en el misterio de la Inmaculada Concepción”.

El tiempo litúrgico del Adviento es pues el tiempo de la espera de la acción divina, la espera del gesto de Dios que viene hacia nosotros y que reclama nuestra acogida de fe y amor. Es con el Antiguo Testamento, San Juan el Bautista, San José, y Santa María, la preparación de la venida del Señor Jesús.

Nuestra espera en el Adviento, no es la espera de los hombres y mujeres de la Antigua Alianza que no habían recibido aún al Salvador. Nosotros ya hemos conocido su venida hace dos mil años en Belén. Pero la venida histórica del Señor Jesús en la humildad de nuestra carne, deja en nosotros el anhelo de una venida más plena. Por eso decimos que el Adviento celebra una triple venida del Señor:

  • En primer lugar, la histórica, cuando asumió nuestra carne y nació de Santa María siempre Virgen.
  • En segundo lugar, la que se realiza en nuestra existencia personal, iniciada por el Bautismo y continuada en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía, donde está real y sustancialmente presente. También el Señor viene a nosotros en los sucesos de cada día, en los acontecimientos de la historia y manifiesta así que la vida cristiana es permanente Adviento o venida suya a nuestras vidas, lo que exige nuestra acogida de fe y nuestra cooperación activa desde nuestra libertad.
  • Y en tercer lugar, la venida definitiva o escatológica, al final de los tiempos, cuando el Señor Jesús instaure definitivamente el Reino de Dios.

NOTICIAS DE NUESTRA PARROQUIA

+ LAUDES A LAS 6´30 DE LA MAÑANA: A partir del lunes día 2, a las 6´30h de la mañana y durante  el tiempo del Adviento nos reuniremos todos los días (excepto los festivos) para rezar y cantar las LAUDES en el Catecumenium.

10 ACCIONES PARA VIVIR EL ADVIENTO COMO CRISTIANOS

1ª) Rezar cada día (si puedes, participa en las Laudes de la Parroquia. No te arrepentirás).

2ª) Leer diariamente el Evangelio de San Mateo.

3ª) Participar en la Eucaristía dominical con tu familia y, si puedes, algún día entre semana también.

4ª) Aportar alguna cantidad económica importante para entidades como Caritas, Manos Unidas, etc. Dad limosna.

5ª) Visitar parientes y amigos enfermos o ancianos que no salen de casa por estar imposibilitados.

6º) Frecuentar el Sacramento de la Reconciliación y de la Penitencia.

7º) Ayunar de televisión y de cosas superfluas.

8º) Participar en la Liturgia de algún Monasterio de Clausura y, si tienes oportunidad, hablar con los monjes y monjas.

9ª) Colocar el “Belén” en casa e implicar al resto de la familia.

10ª) Repetir, en forma de letanía: ¡Marana tha!; Ven, Señor; Venga tu Reino!!! ¡Te espero!

“Somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos como Salvador al Señor Jesucristo” (Flp 3, 20).

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