San Francisco de Asís y la gramática de la Creación

Empalmamos el final del Curso Pastoral 2018/2019 con la preparación de los TRES CAMPAMENTOS que tenemos a la «vista»: 1º) CAMPAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN para los chicos y chicas que están en la Etapa de la Confirmación en la Casa de Ejercicios que las <<Misioneras de la Providencia>> tienen en el término municipal de Almenara de Tormes; 2º) CAMPAMENTO DE LA POSTCONFIRMACIÓN, los mismos días, –27-30- para los jóvenes que están viviendo el proceso de la Postconfirmaciónen la Casa de Ejercicios de los PP. Teatinos del Castañar de Béjar); y 3º) CAMPAMENTO GIL-GARCÍA, para 120 niños de 8 a 17 años, en las instalaciones que Caritas Diocesana tiene en el término municipal de Gil García (Ávila) del 3 al 11 de Agosto.

En el Campamento de la Postconfirmación participaran los muchachos y muchachas de los 8 grupos con las familias de sus «padrinos», en total unas 90 personas; en el Campamento de la Confirmación, que este año es el primero que vamos a vivir, nos juntaremos unas 40 personas y el Campamento Gil-García, como todos los años, nos daremos cita unas 170 personas.

¡Preparar la puesta en marcha de cada uno de estos campamentos supone todo un desafío y una aventura hermosa para los responsables (padrinos, catequistas y coordinadores y monitores) de cada uno de ellos! Llevamos ya semanas reuniéndonos, programando preparando con mimo cada una de las actividades, marchas y programaciones de los respectivos campamentos… ¡cuánto trabajo, cuántos desvelos! Y, todo ello ¿para qué?

La apuesta por la pastoral en el tiempo libre que se configura como un tiempo vivido en el marco de la naturaleza, en régimen de convivencia familiar, grupal y con un ritmo celebrativo, participativo, dinámico, formativo y lúdico, sólo se puede entender a la luz de la propuesta integral que la Parroquia de Cristo Rey ofrece, en su misión evangelizadora, a todas las familias para que sus hijos puedan vivir una experiencia compartida de fe y de comunión con otros chicos y chicas acompañados y guiados por el testimonio vital de servicio y entrega de sus Catequistas (cuatro matrimonios), Padrinos (ocho matrimonios) y Coordinadores y Monitores (cerca de treinta).

La pastoral campamental es un ámbito propicio para ejercitar lo que el Papa Francisco llama el arte del acompañamiento personal y que él mismo explica así: «Más que nunca necesitamos de hombres y mujeres que, desde su experiencia de acompañamiento, conozcan los procesos donde campea la prudencia, la capacidad de comprensión, el arte de esperar, la docilidad al Espíritu, para cuidar entre todos a las ovejas que se nos confían de los lobos que intentan disgregar el rebaño» (cf. Evangelii gaudium, n. 171). El mismo, en su última Exhortación postsinodal Christus vivit, nos recuerda la importancia de este tipo de pastoral al decirnos que “en muchos adolescentes y jóvenes despierta especial atracción el contacto con la creación, y son sensibles hacia el cuidado del ambiente, como ocurre con los Scouts y con otros grupos que organizan jornadas de contacto con la naturaleza, campamentos, caminatas, expediciones y campañas ambientales. En el espíritu de san Francisco de Asís, son experiencias que pueden significar un camino para iniciarse en la escuela de la fraternidad universal y en la oración contemplativa” (n. 228).

En el Campamento, queremos ayudar a nuestros niños y jóvenes a que descubran la gramática de la creación porque toda ella nos habla de Dios y de su inmensa ternura y amor para con el hombre. A través de todas las actividades, liturgias, dinámicas, marchas, gymkanas, etc., vamos a alentar y animar a todos los acampados a ser los «cuidadores de la creación» porque estamos convencidos de que nuestra casa común necesita ser cuidada, protegida y defendida de todos los explotadores que la descuidan, maltratan y destruyen con consecuencias irreversibles para las próximas generaciones. El Papa Francisco ha escrito en su Carta Encíclica Laudato si: «Creo que Francisco es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Es el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la ecología, amado también por muchos que no son cristianos. Él manifestó una atención particular hacia la creación de Dios y hacia los más pobres y abandonados. Amaba y era amado por su alegría, su entrega generosa, su corazón universal. Era un místico y un peregrino que vivía con simplicidad y en una maravillosa armonía con Dios, con los otros, con la naturaleza y consigo mismo. En él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior.

Por otra parte, san Francisco, fiel a la Escritura, nos propone reconocer la naturaleza como un espléndido libro en el cual Dios nos habla y nos refleja algo de su hermosura y de su bondad: «A través de la grandeza y de la belleza de las criaturas, se conoce por analogía al autor» (Sb 13,5), y «su eterna potencia y divinidad se hacen visibles para la inteligencia a través de sus obras desde la creación del mundo» (Rm 1,20). Por eso, él pedía que en el convento siempre se dejara una parte del huerto sin cultivar, para que crecieran las hierbas silvestres, de manera que quienes las admiraran pudieran elevar su pensamiento a Dios, autor de tanta belleza. El mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa» (cf. Laudato si´, nn. 10-12).

La pastoral campamental es la prolongación de la pastoral catequética y evangelizadora que las Parroquias viene realizando a lo largo del Curso Pastoral y que en los meses de verano adopta el ritmo  de «trashumancia pastoral» (la trashumancia se define como un tipo de pastoreo en continuo movimiento, adaptándose en el espacio a zonas de productividad cambiante). Nos ponemos en marcha al ritmo del Buen Pastor, como afirma el Papa Francisco,  A imitación de Jesús, todo pastor «a veces estará delante para indicar el camino y cuidar la esperanza del pueblo —el pastor debe ir a veces adelante—, otras veces estará simplemente en medio de todos con su cercanía sencilla y misericordiosa, y en ocasiones deberá caminar detrás del pueblo para ayudar a los rezagados» (Cf. Evangelii gaudium, n. 13). ¡Ojalá que todos los pastores seamos así!  Toca ahora, preparar el saco, cargar con la tienda, calzarse las botas, abrazarse al bastón y ponerse a… ¡silbar! «Caminante, sí hay camino, pero se hace camino al andar«.

A San Francisco encomendamos la preparación y el desarrollo de los Campamentos que a lo largo de este verano vamos a animar desde tantas parroquias de nuestra Diócesis.

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